Joseph Weiler, una referencia del Derecho Internacional y Europeo, próximo Presidente del European University Institute, tiene un artículo en su European journal of international law, de acceso completo, en el que aborda brevemente la cuestión de Cataluña. Puede accederse aquí a ese breve apartado, en el que he incluido bajo su traducción automática.

Se sostiene que:

«en ninguno de estos casos se trata de un derecho de secesión en virtud del Derecho internacional público, ya que todos los individuos disfrutan  extensamente de libertades colectivas que permiten la plena reivindicación de sus nacionales y / o identidad cultural dentro de sus respectivos Estados».

«el tema no de derechos, ni de Derecho. Simplemente es éticamente desmoralizante ver la talla de Cataluña volviendo a una mentalidad de principios  del siglo XX después de la Primera Guerra Mundial» (por cuanto etnicismos) «No se equivoquen, no estoy sugiriendo por un minuto que nadie en Cataluña es favorable a la limpieza étnica . Estoy sugiriendo que la mentalidad de «ir por libre» está asociado con ese tipo de mentalidad».

«los catalanes y los vascos sufrieron graves errores históricos en la época anterior a la democracia en España […] pero jugar la ‘Franco tarjeta» como justificación de la secesión no es más que una hoja de parra que esconde el egoísmo social y económico seriamente mal dirigidos, orgullo cultural y nacional y la ambición desnuda de los políticos locales. También ello es diametralmente contrario a la ética histórica de la integración europea.»

Y precisamente pone el ejemplo del perdón cristiano y el mirar adelante que se hizo en Europa tras los desmanes del siglo XX que fueron en Europa infinitamente superiores a los que hubo en Cataluña o País Vasco.

Weiler cuestiona el «yo» político de un referendum, y apunta que «sólo en condiciones de represión política y cultural verdaderas se daría el convincente caso  para que se hiciera un referéndum regional». Y señala que «es simplemente ridículo e imposible de tomar en serio los argumentos catalanes a favor de la independencia, los argumentos que abaratan e insultan a casos como el de los chechenos.»

Se llega a afirmar que las egoístas ansias independentistas, «descalifica moral y políticamente Cataluña y sus intenciones como futuro Estado miembro de la Unión Europea».

Se concluye señalando que sería irónico que en el momento que atraviesan viejas dictaduras y nuevas democracias como Grecia, España o Portugal, que requieren de la Unión Europea «la expresión más profunda de la interna y la solidaridad externa. En la búsqueda de la separación», mientras que «Cataluña estaría traicionando los ideales de la solidaridad y la integración humana que representa Europa.»

Concluye que si se hace referendum y gana el independentismo, «Bon Voyage in their separatist destiny».

Decía Harry el sucio que las opiniones son como los culos, cada uno tiene una. Aunque también dicen que desde fuera se ven mejor los problemas. Weiler es una persona influyente, no sé si políticamente. Cuanto menos una opinión tan dura puede servir como referencia de cómo se ven estas menudencias regionales en clave europea. Y como cierta referencia de cómo puede actuar la Unión Europea ante las mismas. Con menosprecio e ignorancia.

También es cierto que estos argumentos de Weiler puestos en boca de cierta tendencia política española (con lo peor de la «españolidad») no son más que el burladero para frenar las embestidas de un toro que está ahí. Y ese toro hay que lidiarlo internamente y no hay que renegar de la necesidad de una redefinición de España, su Constitución y su sistema político.  Y precisamente el tema nacional no es lo más importante que hay que resolver.

Eso sí, para tomar nota. No sé si a Weiler lo volverán a invitar por aquellos lugares.